Conspiraciones
Breve historia de la conquista del mundo por los extraterrestres, los masones, la ONU, las elites financieras, el establishment, etc., de Julio Patán
por Naief Yehya
La reciente reunión de Bono, el Papa, George Soros, George Bush y Bill Gates con el grupo Bilderberg tan sólo puede indicar que los altos sacerdotes de la globalización han recibido por fin el llamado de los Grises. Las naves comenzarán a llegar a la tierra muy pronto y los únicos que se salvarán serán por supuesto los herederos de los Protocolos de los sabios de Sión.
Las conspiraciones son fascinantes porque nos permiten ser detectives o críticos de todo lo que nos rodea, nos invitan a leer, analizar e interpretar señales y símbolos que normalmente pasan inadvertidos a la mayoría y convierten la cotidianidad en un intrigante rally de pistas y misterios por resolver. Además, las conspiraciones se ofrecen como narrativas abiertas, febriles y apasionantes que fusionan datos comprobables con hipótesis, exageraciones y falsificaciones que a menudo despiertan la imaginación y las fantasías cinematográficas. En Estados Unidos, prácticamente no hay noche en que la televisión por cable no ofrezca por lo menos un programa sobre ovnis o el asesinato de Kennedy.
Conspiraciones, de Julio Patán, es una estupenda, divertida y mordaz reflexión en torno a las teorías que pretenden explicar la historia como resultado de vastos planes, complejos e intemporales, llevados a cabo con perfección extraordinaria para cometer actos atroces y hacerlos pasar como accidentes de la historia. Patán ha escrito un libro inteligente, colorido y en general formidablemente argumentado con el que desarma una variedad de fantasías, mitos, delirios paranoicos y fábulas urbanas: de las historias de extraterrestres que vienen a conquistar la tierra hasta las de los masones que quieren imponer el comunismo en todo el planeta.
Lo primero que hace el autor es separar las conspiraciones en dos grupos. Las primeras son las acciones falibles y limitadas, que involucran a grupos de individuos para cometer actos en contra de otras personas. El libro de Patán trata las otras, aquellas que son ilimitadas y universales en sus objetivos y alcances, pero su intención va más allá de llevarnos de la mano por el imaginario delirante e hilarante de seres marginales que han visto la verdad en tabloides sensacionalistas o gurús de dudosa reputación. La idea del libro es que las teorías más inanes y absurdas pueden convertirse en herramientas para cometer crímenes descomunales.
Gran parte de Conspiraciones está consagrado a la que considera la madre de todas las teorías paranoicas: la gran conspiración judía mundial, una idea que no se puede abordar superficialmente, ya que puso en evidencia las catastróficas consecuencias que puede tener el convertir una fantasía racista y xenofóbica en programa político. Para disecar esta conspiración, Julio Patán nos conduce desde el espurio libelo de los Protocolos de los sabios de Sión hasta el Holocausto, mostrando las diversas caras que ha tomado y sigue tomando el antisemitismo institucional. Otra sección del libro está dedicada a la conspiración que pondría a “los ricos” en el lugar de los megaconspiradores. Aquí Patán parece apresurado y sus argumentos más genéricos y menos afilados. Los globalofóbicos se presentan con gruesas brochadas y sus ideas son reducidas a collages confusos y paranoides. Aunque esta perspectiva probablemente sea acertada, se extraña la contundencia que Patán emplea en los capítulos anteriores. Habría resultado enriquecedor y más convincente profundizar en estas ideas y, por ejemplo, citar casos concretos de las referencias a materiales clasificados, secretos o redundantes que usa Chomsky como argumentos.
Un libro como éste, en el que se pasa revista a teorías conspiratorias ampliamente difundidas, siempre frustrará a algunos, ya que, como en toda colección de Greatest Hits, echaremos de menos alguna conspiración favorita (la mía: la tierra es hueca y en su interior vive una raza de nazis suizos gigantes). El caso de Conspiraciones no es la excepción, ya que, con su efectiva y brillante prosa, Julio Patán nos abre el apetito y despierta nuestra morbosidad por más teorías conspiratorias. En particular, si una conspiración podría caber dentro de los criterios que define Patán, no sólo por su carácter milenarista sino porque también tiene la singularidad de poder influir, con inminentes consecuencias nefastas en la toma de decisiones de hombres poderosos, es la fantasía apocalíptica que comparten la derecha fundamentalista cristiana estadounidense, de grupos como los de Jerry Falwell y Pat Robertson, y el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Estos devotos coinciden en soñar que el fin del mundo está próximo y que habrá de comenzar en Oriente Próximo. Las dos partes quieren precipitar el Armagedón y el Rapto (programado hasta nuevo aviso para el 06-06-06, lo cual resultaría inconveniente para quienes esperamos con ansiedad la Copa del Mundo de Alemania) por medio de la provocación y el conflicto para abrir las puertas del paraíso y, de paso, incinerar a los infieles, incluyendo a Patán, a quien esto escribe y quizás al incauto lector.
Fuente:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=11243
por Naief Yehya
La reciente reunión de Bono, el Papa, George Soros, George Bush y Bill Gates con el grupo Bilderberg tan sólo puede indicar que los altos sacerdotes de la globalización han recibido por fin el llamado de los Grises. Las naves comenzarán a llegar a la tierra muy pronto y los únicos que se salvarán serán por supuesto los herederos de los Protocolos de los sabios de Sión.
Las conspiraciones son fascinantes porque nos permiten ser detectives o críticos de todo lo que nos rodea, nos invitan a leer, analizar e interpretar señales y símbolos que normalmente pasan inadvertidos a la mayoría y convierten la cotidianidad en un intrigante rally de pistas y misterios por resolver. Además, las conspiraciones se ofrecen como narrativas abiertas, febriles y apasionantes que fusionan datos comprobables con hipótesis, exageraciones y falsificaciones que a menudo despiertan la imaginación y las fantasías cinematográficas. En Estados Unidos, prácticamente no hay noche en que la televisión por cable no ofrezca por lo menos un programa sobre ovnis o el asesinato de Kennedy.
Conspiraciones, de Julio Patán, es una estupenda, divertida y mordaz reflexión en torno a las teorías que pretenden explicar la historia como resultado de vastos planes, complejos e intemporales, llevados a cabo con perfección extraordinaria para cometer actos atroces y hacerlos pasar como accidentes de la historia. Patán ha escrito un libro inteligente, colorido y en general formidablemente argumentado con el que desarma una variedad de fantasías, mitos, delirios paranoicos y fábulas urbanas: de las historias de extraterrestres que vienen a conquistar la tierra hasta las de los masones que quieren imponer el comunismo en todo el planeta.
Lo primero que hace el autor es separar las conspiraciones en dos grupos. Las primeras son las acciones falibles y limitadas, que involucran a grupos de individuos para cometer actos en contra de otras personas. El libro de Patán trata las otras, aquellas que son ilimitadas y universales en sus objetivos y alcances, pero su intención va más allá de llevarnos de la mano por el imaginario delirante e hilarante de seres marginales que han visto la verdad en tabloides sensacionalistas o gurús de dudosa reputación. La idea del libro es que las teorías más inanes y absurdas pueden convertirse en herramientas para cometer crímenes descomunales.
Gran parte de Conspiraciones está consagrado a la que considera la madre de todas las teorías paranoicas: la gran conspiración judía mundial, una idea que no se puede abordar superficialmente, ya que puso en evidencia las catastróficas consecuencias que puede tener el convertir una fantasía racista y xenofóbica en programa político. Para disecar esta conspiración, Julio Patán nos conduce desde el espurio libelo de los Protocolos de los sabios de Sión hasta el Holocausto, mostrando las diversas caras que ha tomado y sigue tomando el antisemitismo institucional. Otra sección del libro está dedicada a la conspiración que pondría a “los ricos” en el lugar de los megaconspiradores. Aquí Patán parece apresurado y sus argumentos más genéricos y menos afilados. Los globalofóbicos se presentan con gruesas brochadas y sus ideas son reducidas a collages confusos y paranoides. Aunque esta perspectiva probablemente sea acertada, se extraña la contundencia que Patán emplea en los capítulos anteriores. Habría resultado enriquecedor y más convincente profundizar en estas ideas y, por ejemplo, citar casos concretos de las referencias a materiales clasificados, secretos o redundantes que usa Chomsky como argumentos.
Un libro como éste, en el que se pasa revista a teorías conspiratorias ampliamente difundidas, siempre frustrará a algunos, ya que, como en toda colección de Greatest Hits, echaremos de menos alguna conspiración favorita (la mía: la tierra es hueca y en su interior vive una raza de nazis suizos gigantes). El caso de Conspiraciones no es la excepción, ya que, con su efectiva y brillante prosa, Julio Patán nos abre el apetito y despierta nuestra morbosidad por más teorías conspiratorias. En particular, si una conspiración podría caber dentro de los criterios que define Patán, no sólo por su carácter milenarista sino porque también tiene la singularidad de poder influir, con inminentes consecuencias nefastas en la toma de decisiones de hombres poderosos, es la fantasía apocalíptica que comparten la derecha fundamentalista cristiana estadounidense, de grupos como los de Jerry Falwell y Pat Robertson, y el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Estos devotos coinciden en soñar que el fin del mundo está próximo y que habrá de comenzar en Oriente Próximo. Las dos partes quieren precipitar el Armagedón y el Rapto (programado hasta nuevo aviso para el 06-06-06, lo cual resultaría inconveniente para quienes esperamos con ansiedad la Copa del Mundo de Alemania) por medio de la provocación y el conflicto para abrir las puertas del paraíso y, de paso, incinerar a los infieles, incluyendo a Patán, a quien esto escribe y quizás al incauto lector.
Fuente:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=11243
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