15 junio, 2006

Los masones salen del templo

Juan Carlos Rodríguez
Madrid

Los masones también se rebelan. La Gran Logia de España abrió ayer inusualmente su templo de Juan Ramón Jiménez, 6 -sólo a escasos metros del Estadio Santiago Bernabéu- para presentar una revista, «Conde de Aranda», con la que pretenden abrirse a la sociedad y «acabar con infundios». Josep Corominas, gran maestro de la Gran Logia de España, lo explica: «En unos momentos en que en España aún no se ha producido la rehabilitación histórica de la Francmasonería y que, sin embargo, ya puede observarse la reaparición de algunos viejos “tics” antimasónicos, publicaciones, como ésta pueden ayudar a clarificar enormemente la situación». Ilian Galán, responsable de la publicación, opina que «aquí se publican muchos libros al mes sobre nosotros y la mayoría de ellos dicen muchas falsedades y tonterías».
Sin religión. «Queremos dar una imagen limpia y fiel de los valores progresistas que han representado los masones», añade Xavier Sánchez de Amoraga, gran maestro provincial de Castilla, que afirma que, en el año pasado, han aumentado en un 25 por ciento los iniciados. Y es que «la masonería está de moda por el auge que hay de la necesidad de búsqueda de tipo espiritual», según juzga Galán, a la sombra del éxito de templarios, cátaros, illuminatis y órdenes secretas. «Por eso estamos especialmente vigilantes, porque hay quien viene condicionado por el morbo», corrobora. Lo único que siguen conservando como un tesoro arcano es quienes profesan la «fraternidad iniciática», que es cómo Amoraga define brevemente a la «masonería». Galán insistió ayer en que «no vamos a decir quiénes son masones», y que en la Gran Logia hay miembros que profesan todas las religiones.
No hay nombres de presente, pero sí de pasado, como cartas de presentación si cabe. Galán enumera a escritores como Echegaray, Espronceda, Larra, Gómez de la Serna, Blasco Ibáñez o Antonio Machado y científicos como Isaac Peral, Julián Romea o Santiago Ramón y Cajal, además, por supuesto, de la retahíla de políticos: Mendizábal, Azaña, Lerroux y Largo Caballero. «El objetivo externo de la Francmasonería -explica Corominas- es que existan ciudadanos plenamente libres, que sean capaces de pensar por sí mismos». Por eso Galán y Amoraga añaden que ni intervienen en política ni en religión. «A nivel personal lo único que buscamos es un camino de introspección para la mejora de uno mismo», añadió.
Deuda moral. Amoraga explicó también «cómo la herencia de Franco» está aún muy presente y «hay quien piensa que ser masón es querer destruir España». De hecho, afirmó ayer, «nosotros sufrimos una represión tan brutal que ni el Partido Comunista». Ilia Galán señaló que la inquina franquista nació de «una venganza» porque Franco pidió dos veces su ingreso y en ambas se le negó. «Su hermano y su padre eran masones», asegura. En cualquier caso, manifestó que cuando se incautó toda la documentación masónica durante la Guerra Civil «mucha desapareció porque afectaba a militares y empresarios cercanos al régimen franquista».
El resto está hoy en el Archivo de la Guerra Civil en Salamanca. «No vamos a pedir un solo papel. Están ahí bien custodiados», dijo Amoraga, que sí se mostró partidario de que «la gran deuda moral» con los masones represaliados en la nueva Ley de Memoria Histórica.


Fuente: http://www.larazon.es/noticias/noti_cul4633.htm