19 agosto, 2009

“Cuanto uno más se acerca de la política, más masones encontrará”

Entrevista con Sophie Coignard, autora de “Un Estado dentro del Estado. El contrapoder masónico”

04/08/2009 | José Mª Ballester Esquivias

La periodista Sophie Coignard es una de las mayores expertas sobre las élites de poder en Francia. Y la masonería no iba ser una excepción. En su último ensayo- “Un Estado dentro del Estado. El contrapoder masónico”, editado por Albin Michel- desvela la estrategia de los masones galos para la edad posmoderna: cada vez mas secretismo y mayo penetración, aún si cabe, de la esfera pública pese a que “a mayor parte de las personalidades masónicas ha aceptado hablar conmigo” para luego añadir que “de cara adentro de las logias, se muestran mucho más reservados”.

- ¿Cuáles son las características de la masonería en la Francia de hoy?
-Cada vez son más secretos y consigue jugar un papel importante en una sociedad cada vez más transparente. Dicho de otra manera, si durante la III República (1875-1940) muchos políticos confesaban su pertenencia a la masonería, hoy ya casi ninguno lo hace. He entrevistado a distintas personalidades que me han dicho que nunca habían pertenecido a la masonería y luego me enteré de que era mentira. Lo cual plantea un problema porque la segunda característica de la masonería es que es una red tremendamente importante: 150 000 al corriente de sus cuotas y 300 000 si los contamos en sentido amplio. Es una red esencialmente masculina y muy arraigada en la esfera pública. Cuanto uno más cerca está de la política y del sector público, más masones hay.

- Sin embargo, al leer su libro, se tiene la impresión de que es la sociedad civil la que es prioritaria para los masones…
- Siempre se trata de empresas del sector público. Esto plantea el problema del conflicto de intereses, ya que hay muchos masones en las empresas que viven de los encargos públicos. Y el ‘efecto red’ es crucial. No es lo mismo vender café, te o bollos al gran público que ser contratistas de las administraciones públicas.

- ¿Por qué afirma que el ‘antimasonismo’ favorece a los masones?
- Les permite esconderse para justificar el secreto de su pertenencia. Alegan haber sido perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. A eso les contesto que fue hace mucho tiempo y bajo un régimen-el de Vichy- que no tiene nada que ver con el actual. Pero siguen quejándose de la existencia del antimasonismo. Es una manera muy práctica de huir el debate sobre su pertenencia.

- ¿Cuál es la influencia de los masones en la presidencia de Nicolas Sarkozy?
- Muy importante. En primer lugar, por ese personaje que es Alain Bauer, que tiene mucha influencia sobre el Presidente de la República.

-Ya no es masón…
- Ya no lo es pero lo sigue siendo. Va con frecuencia al Elíseo y se le consultan todo tipo de cosas. No tiene ningún puesto oficial pero no está en absoluto ausente. Por otra parte, si uno se fija en la composición tanto de su gabinete técnico como del gobierno, hay muchas personalidades que son o han sido masones: Brice Hortefeux, ministro del Interior, o el también ministro Patrick Devedjian, muy próximo desde siempre al presidente. La influencia masónica también es importante porque Sarkozy suele trocear a la sociedad en distintas casillas y grupos, lo que ayuda a fortalecer a la masonería.

- En su reciente discurso antes las dos cámaras reunidas en Versalles, dijo que renunciaba a utilizar la expresión ‘laicidad positiva’. ¿Estamos ante una concesión a la masonería?
- Pienso que sí. Ha habido presiones sobre el presidente para decirle que era un problema: era difícil imponer a Francia un nuevo ‘dogma’ en el que la laicidad ya no existía, porque, en cierta medida, la laicidad positiva cuestiona la laicidad en si misma.

-Asimismo cuenta, como en 1996, con motivo del primer milenario del bautizo del rey Clodoveo- o sea, la conversión oficial del Francia al cristianismo- y como consecuencia de la violente campaña que desató entonces el Gran Oriente de Francia, se produjo una huída desde esta obediencia hacia la Gran Logia Nacional de Francia (GLNF). ¿Cómo lo explica?
- Por el hecho de que el Gran Oriente es bastante plural. En el hay gente que cree y gente que no cree. Por lo tanto, si hay un extremo que se mueve de manera demasiado fuerte… Mientras que en la GLNF hay que ser creyente, ya que uno ha de jurar sobre la Biblia. Dentro de poco puede producirse algo igual, respecto de la libertad de algunas logias del Gran Oriente de aceptar mujeres. Me han confiado muchos masones de alta graduación que se marcharán.



Fuente:
http://moralyluces.wordpress.com/2009/08/06/politica-y-masoneria/