La masonería alcanza Álava
Suena una voz. "Que la sabiduría presida la constitución de este templo". Un golpe seco y un hilo de luz. "Que la fuerza lo sostenga", dice alguien. "Y que la belleza lo adorne". La masones invocan en voz alta, y la oscuridad pierde intensidad.
El techo es azul, con forma de cielo. Cada pared de la sala representa uno de los cuatro puntos cardinales, a saber: el norte, donde se sientan los aprendices; el sur, donde descansan los compañeros veteranos; el occidente y, finalmente, el oriente. Es aquí desde donde sale la luz. Y precisamente, desde donde los oradores guían y dirigen el debate.
Es un marco de simbolismo donde unas personas filosofan ataviadas con el antiguo mandil de cuero, que ya usaban los canteros. Sus manos sujetan una herramienta como el mazo, la escuadra o el compás. Y a la entrada de cada compañero en la sala, la intensidad de la luz aumenta. Son los rituales para entrar en el mundo virtual de la masonería. El mundo profano ya queda atrás.
Parece una facultad de filosofía; se admiten muchas lecturas del mismo hecho y hay quien se identifica con una religión o no. Hablan de la simpatía por diferentes ideologías, disoses o partidos políticos, puesto que dentro del movimiento sólo importa la discusión filosófica. Ellos son librepensadores. Y difícil sería, por ello, que un fundamentalista o integrista se una a la Logia. "La masonería atrae a personas de miras amplias, y el respeto por el horizonte político del hermano es la base", dicen desde la organización.
Son dos vertientes en la práctica. Por una parte, la comunicativa; el trabajo intelectual y de confrontación de las ideas. Por otra parte, la dramatización, el teatro. "De alguna manera", explica un portavoz de la Logia Manuel Iradier, "hacemos un juego de rol y representamos al hombre como un ser constructivo".
Teatralizan y discuten. Y viene de lejos. La palabra masón , en su forma castellana, ha perdido su origen. Masón viene de mazón , que a su vez se refiere a la persona que golpea con el mazo. Y es que el término árabe al-bañil acabó por sustituir la raíz más correcta de la palabra. Incluso se distinguen los turnos de intervención en las reuniones por el mazo en la mano. "Nosotros nos sentimos herederos de los mazoneros antiguos", y por tanto, prosiguen con sus rituales.
La duda que tiende a plantearse alguien no versado en el tema acostumbra a girar en torno al cáracter secreto y elitista del movimiento. Pero los tiempos del oscuramtismo ya han pasado, opinan en la Logia Manuel Iradier. "Tenemos una sede, y aunque quizá no realicemos una proyección pública, nada hay secreto entre nosotros".
La Logia se junta un sábado al mes, habitualmente sobre las 11.00 horas. Son 20 miembros en Vitoria. Y dedican las reuniones a leer cartas administrativas, guiar a los recién iniciados y debatir los denominados trabajos de arquitectura, algo así como una ponencia para el debate sobre temas varios. Ya está. No hay más. Y es que no son más que las extravagantes vestiduras y la solemnidad de los que dotan a los actos los elementos más llamativos de la organización. "Quién piense que es una secta, ignora la realidad".
masones ilustres La sociedad tiene miedo por lo que desconoce, afirman desde la Logia local de Vitoria. "Pero es que, ¿acaso sabe mucho la gente sobre el Banco Mundial o Los Dominicos?". En la era de la hiperinformación, cuatro ideas bastan para formarse una opinión y criticar. Es el comentario amargo, aunque sin rencor, de Javier Otaola, gran maestre de la Logia Manuel Iradier e ilustre personaje de la capital desde su posición de Síndico o Defensor del Vecino.
Quizá si los miembros del grupo visualizaran en la sociedad su condición masona, la opinión pública cambiaría. "Pero nosotros hablamos de nuestra pertenencia en la medida en la que cada uno lo considera necesario".
Sorprende, sin embargo, la cantidad de masones ilustres que han existido a lo largo de la historia, si se aceptan los datos que la misma organización facilita. Los tres grandes compositores de música clásica, Bach, Beethoven y Mozart, habrían pertenecido a alguna de las dieferentes logias esparcidas por el mundo.
La masonería también reclama la filiación de escritores de la talla de Víctor Hugo, Voltaire, Oscar Wilde, Marc Twain, Kipling, Tolstoi, a los que sigue una lista tan larga como ilustre. Actores como John Wayne, Clark Gable y Cantinflas, intelectuales como Nietze o Sigmund Freud y el pintor impresionista Marc Chagall prosiguen el interminable etcétera de reputados masones.
Ya en Álava, "tenemos al explorador Manuel Iradier, al general Álava y a Fermín Herrán, fundador de la Biblioteca Vascongada", afirma Otaola. E incluso revolucionarios obreristas como Salvador Allende, Ruben Darío, José Martí o Simón Bolívar habrían tomado parte en las reuniones. Según precisa Javier Otaola, "la ideología no es incompatible".
Hay quien ha llegado a declarar en una página web que incluso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, es masón. "Eso es una tontería. Sencillamnete, no lo necesita para nada", dice Otaola.
Fuente: http://www.noticiasdealava.com/ediciones/2006/11/27/sociedad/alava/d27ala6.490316.php
El techo es azul, con forma de cielo. Cada pared de la sala representa uno de los cuatro puntos cardinales, a saber: el norte, donde se sientan los aprendices; el sur, donde descansan los compañeros veteranos; el occidente y, finalmente, el oriente. Es aquí desde donde sale la luz. Y precisamente, desde donde los oradores guían y dirigen el debate.
Es un marco de simbolismo donde unas personas filosofan ataviadas con el antiguo mandil de cuero, que ya usaban los canteros. Sus manos sujetan una herramienta como el mazo, la escuadra o el compás. Y a la entrada de cada compañero en la sala, la intensidad de la luz aumenta. Son los rituales para entrar en el mundo virtual de la masonería. El mundo profano ya queda atrás.
Parece una facultad de filosofía; se admiten muchas lecturas del mismo hecho y hay quien se identifica con una religión o no. Hablan de la simpatía por diferentes ideologías, disoses o partidos políticos, puesto que dentro del movimiento sólo importa la discusión filosófica. Ellos son librepensadores. Y difícil sería, por ello, que un fundamentalista o integrista se una a la Logia. "La masonería atrae a personas de miras amplias, y el respeto por el horizonte político del hermano es la base", dicen desde la organización.
Son dos vertientes en la práctica. Por una parte, la comunicativa; el trabajo intelectual y de confrontación de las ideas. Por otra parte, la dramatización, el teatro. "De alguna manera", explica un portavoz de la Logia Manuel Iradier, "hacemos un juego de rol y representamos al hombre como un ser constructivo".
Teatralizan y discuten. Y viene de lejos. La palabra masón , en su forma castellana, ha perdido su origen. Masón viene de mazón , que a su vez se refiere a la persona que golpea con el mazo. Y es que el término árabe al-bañil acabó por sustituir la raíz más correcta de la palabra. Incluso se distinguen los turnos de intervención en las reuniones por el mazo en la mano. "Nosotros nos sentimos herederos de los mazoneros antiguos", y por tanto, prosiguen con sus rituales.
La duda que tiende a plantearse alguien no versado en el tema acostumbra a girar en torno al cáracter secreto y elitista del movimiento. Pero los tiempos del oscuramtismo ya han pasado, opinan en la Logia Manuel Iradier. "Tenemos una sede, y aunque quizá no realicemos una proyección pública, nada hay secreto entre nosotros".
La Logia se junta un sábado al mes, habitualmente sobre las 11.00 horas. Son 20 miembros en Vitoria. Y dedican las reuniones a leer cartas administrativas, guiar a los recién iniciados y debatir los denominados trabajos de arquitectura, algo así como una ponencia para el debate sobre temas varios. Ya está. No hay más. Y es que no son más que las extravagantes vestiduras y la solemnidad de los que dotan a los actos los elementos más llamativos de la organización. "Quién piense que es una secta, ignora la realidad".
masones ilustres La sociedad tiene miedo por lo que desconoce, afirman desde la Logia local de Vitoria. "Pero es que, ¿acaso sabe mucho la gente sobre el Banco Mundial o Los Dominicos?". En la era de la hiperinformación, cuatro ideas bastan para formarse una opinión y criticar. Es el comentario amargo, aunque sin rencor, de Javier Otaola, gran maestre de la Logia Manuel Iradier e ilustre personaje de la capital desde su posición de Síndico o Defensor del Vecino.
Quizá si los miembros del grupo visualizaran en la sociedad su condición masona, la opinión pública cambiaría. "Pero nosotros hablamos de nuestra pertenencia en la medida en la que cada uno lo considera necesario".
Sorprende, sin embargo, la cantidad de masones ilustres que han existido a lo largo de la historia, si se aceptan los datos que la misma organización facilita. Los tres grandes compositores de música clásica, Bach, Beethoven y Mozart, habrían pertenecido a alguna de las dieferentes logias esparcidas por el mundo.
La masonería también reclama la filiación de escritores de la talla de Víctor Hugo, Voltaire, Oscar Wilde, Marc Twain, Kipling, Tolstoi, a los que sigue una lista tan larga como ilustre. Actores como John Wayne, Clark Gable y Cantinflas, intelectuales como Nietze o Sigmund Freud y el pintor impresionista Marc Chagall prosiguen el interminable etcétera de reputados masones.
Ya en Álava, "tenemos al explorador Manuel Iradier, al general Álava y a Fermín Herrán, fundador de la Biblioteca Vascongada", afirma Otaola. E incluso revolucionarios obreristas como Salvador Allende, Ruben Darío, José Martí o Simón Bolívar habrían tomado parte en las reuniones. Según precisa Javier Otaola, "la ideología no es incompatible".
Hay quien ha llegado a declarar en una página web que incluso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, es masón. "Eso es una tontería. Sencillamnete, no lo necesita para nada", dice Otaola.
Fuente: http://www.noticiasdealava.com/ediciones/2006/11/27/sociedad/alava/d27ala6.490316.php
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