El auge de los albañiles de la razón
En Asturias funcionan cinco logias masónicas, una de ellas femenina, dos de carácter mixto y otras dos masculinas, que agrupan a más de setenta personas
M. F. A./GIJÓN
No son ni una secta ni una religión sino más bien un club de hombres y mujeres libres que debaten, hablan, buscan la igualdad, la justicia y el perfeccionamiento del ser humano, siguiendo los dictámenes de un rito. La masonería es por definición del diccionario una «sociedad secreta, extendida por diversos países del mundo, cuyos miembros, agrupados en logias, profesan la fraternidad y ayuda mutua». Y es también, por ese carácter esotérico y cerrado que ha adornado su pasado, un dechado de infundios, mitos y leyendas que, poco a poco, van cayendo en el olvido en un mundo globalizado por internet.
Esa leyenda negra se dejó sentir de manera especial en España, donde la guerra civil persiguió a sangre a sus miembros. Había antes de 1936 más de 150 masones en Asturias y ahora son más de setenta. Y es que no fue hasta 1992 cuando se implantó la primera logia tras la democracia. Ahora son cinco las que tienen sus talleres o templos en el Principado, la mayor parte en Gijón.
Son la Gran Logia de España Jovellanos, el Gran Oriente de Francia Rosario de Acuña, La Logia Progreso del Derecho Humano (en Oviedo), la Gran Logia Femenina de España Estrella del Norte y la Gran Logia Simbólica, cuyo nombre en Asturias es la Indivisible.Cada una de ellas responde a diferentes obediencias y, por lo tanto, su funcionamiento es distinto. Aunque, a grandes rasgos, todas ellas tienen una serie de elementos comunes. Para empezar su origen, que como dice un masón afincado en Gijón, «se pierde en la noche de los tiempos», es el mismo: el gremio de albañiles y arquitectos, del que heredan algunos de sus símbolos más conocidos como el compás y la escuadra con que adornan sus talleres y también un lenguaje que habla de planchas para referirse a temas a tratar en sus tenidas o reuniones, y yeso y teja para mentar el azúcar y el plato, entre otros muchos términos. Y como su origen es arquitectónico y el primer templo del que existen datos concretos sobre su construcción es el de Salomón en Jerusalén, su era empieza con esas piedras y les hace vivir hoy en el año 6006.
«Busco cultivarme»
También les unen sus estrictas normas de entrada, el respeto a la tradición y los rituales y el objetivo común de buscar la libertad, la igualdad, la fraternidad, la tolerancia... En el fondo, la masonería se erige como una forma de ética alentada por valores universales que, según las diferentes obediencias, se consagra bien al Gran Arquitecto del Universo bien a la Humanidad. Dicho de otra forma, aunque en las logias la religión y la política se queden de puertas afuera, unos tienen una visión deísta del mundo y otros no. En Gijón hay dos logias que son un perfecto ejemplo de ambos casos y de lo que se denomina los regulares y los que no lo son (la Gran Logia de Inglaterra otorga ese carácter que muchos no dan por válido).
La Gran Logia de España, con una veintena de miembros, trabaja al servicio del Gran Arquitecto del Mundo y coloca textos sagrados -la Biblia en España, el Corán en un país árabe o 'La Torá' en uno judío, por ejemplo, aunque no se pregunta sobre la adscripción religiosa de sus miembros- en sus locales de reuniones.
Rechaza de plano esta logia el proselitismo y limita sus discusiones a aspectos de orden filosófico y simbólico, sin hueco para temas sociales, como sí ocurre en las no regulares. «Busco cultivarme, no quedarme en lo superficial», dice uno de sus miembros gijoneses y añade que la masonería, sin imponer nada porque la libertad ha de ser absoluta, marca unos límites morales: «Es algo sutil, que te impregna de una ética diferente», explica y añade que los masones buscan aprender «a tallar su propia piedra», «a ser mejores personas». Un masón -concluye- «es un caballero de honor», que cree «en el valor de la palabra».
Formación personal
Esta logia está restringida estrictamente a los varones, lo mismo que ocurre con la de Rosario Acuña fundada en 2004, cuya obediencia es el Gran Oriente de Francia, con taller en La Calzada y 19 miembros. La suya es una sociedad más abierta. Sus miembros no tienen problemas en hablar y dar sus nombres. Víctor Guerra es su secretario y, lejos de cualquier secretismo, habla sin tapujos de lo que hacen sus hermanos, de los que incluso hace un retrato robot: «Es un hombre de entre treinta y pico y cuarenta y cinco años, de tendencia PSOE-IU», dice respecto a los suyos, mientras que entre los masones regulares retrata a personas entre los cincuenta y sesenta años con una profesión liberal y un nivel adquisitivo más alto.
En esta logia sí se habla de política, de temas laicistas y sociales. De hecho, su obediencia, con 50.000 miembros en todo el mundo, debate este año de forma global sobre la apertura de las fronteras asiáticas y su impacto cultural.
Su ritual de reunión es menos estricto que el de los regulares. De hecho, en la Gran Logia de España sus miembros acuden de traje a las tenidas, mientras que en el taller de La Calzada sirve la ropa 'casual'. Eso sí, todos han de aviarse como manda el ritual para empezar sus trabajos, con mandil y el collar que informa del rango.
Mixta es la Gran Logia Simbólica, que en Asturias se ha bautizado como Indivisible. Hace tres años y medio que funciona con hermanos de Asturias y Valladolid. Es común que en las logias haya miembros de otras regiones que se desplazan para asistir a las tenidas, así que no es extraño que después de tener su taller en El Entrego durante dos años, ahora se haya trasladado a la capital castellana.
Surgió la logia con el ánimo de incorporar a las mujeres, ya que en aquel momento no existía ninguna agrupación en Asturias abierta a las féminas. Es esta una logia no regular, aunque entre sus trabajos no figuran los temas sociales. Como bien indica su nombre es fundamentalmente filosófica y simbólica. Se dedica, como explica uno de sus miembros, a la formación personal, iniciática y simbólica, a trabajar aspectos éticos y filosóficos que sirven como una escuela de vida. Entre quince y veinte hermanos es la media de cualquier logia y la Indivisible no es una excepción, con una presencia femenina escasa que alcanza a un tercio de miembros. Muchos de los hermanos, los más veteranos con experiencia previa en agrupaciones sólo masculinas, conocen bien lo que supone la presencia femenina en el taller: «La mujer es más sensible hacia algunas cosas, así que es diferente la forma de llevar las tenidas, mientras que en las masculinas es todo mucho más militar».
Estrella del Norte
Las mujeres asturianas pudieron convertirse en masonas primero a través de la Simbólica, pero ahora existe ya en la región la Gran Logia Femenina de España, constituida hace un año y que comparte el local gijonés del Gran Oriente Francés. «Las mujeres llevan muy poco trabajando en España, pero son muy serias en lo que hacen», dice un masón afincado en Gijón que conoce su tarea. Porque, aunque pertenezcan a distintas obediencias, todos los masones se conocen y respetan.
Fue en 1984, bajo el auspicio de la obediencia francesa, cuando se creó en España el primer taller de mujeres, y no fue hasta 2005 cuando se constituyó la Gran Logia Femenina de España, que cuenta en Gijón con una agrupación que lleva el nombre de Estrella del Norte y que cuenta con una quincena de hermanas.
La última logia en incorporarse a las que existen en el Principado es la del Derecho Humano, con taller en Oviedo, bautizada como El Progreso y de carácter mixto. Esta es la única obediencia en la que en todos los talleres sin excepción trabajan hombres y mujeres. Se constituyó en octubre pasado y cuenta con unos quince hermanos, aunque el próximo 15 de diciembre se iniciarán dos mujeres y a principios de año habrá cinco hermanos más. Pedro Vila Santos, que se inició en el Gran Oriente Francés («uno es liberal y cree en la igualdad del hombre y la mujer, esa fue una de las razones por las que cambié de obediencia») es el orador de la única logia con taller en Oviedo, que empezó a funcionar como triángulo (el paso previo) en 2005.
El Progreso, a través de su web (www.asturmasoneria.org) sabe que internet abre nuevos horizontes, que es ya una vía de entrada fundamental y augura un crecimiento de los distintos talleres. El futuro no depara ningún miedo.
Fuente:http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20061207/sociedad/auge-albaniles-razon_20061207.html#Escena_1
M. F. A./GIJÓN
No son ni una secta ni una religión sino más bien un club de hombres y mujeres libres que debaten, hablan, buscan la igualdad, la justicia y el perfeccionamiento del ser humano, siguiendo los dictámenes de un rito. La masonería es por definición del diccionario una «sociedad secreta, extendida por diversos países del mundo, cuyos miembros, agrupados en logias, profesan la fraternidad y ayuda mutua». Y es también, por ese carácter esotérico y cerrado que ha adornado su pasado, un dechado de infundios, mitos y leyendas que, poco a poco, van cayendo en el olvido en un mundo globalizado por internet.
Esa leyenda negra se dejó sentir de manera especial en España, donde la guerra civil persiguió a sangre a sus miembros. Había antes de 1936 más de 150 masones en Asturias y ahora son más de setenta. Y es que no fue hasta 1992 cuando se implantó la primera logia tras la democracia. Ahora son cinco las que tienen sus talleres o templos en el Principado, la mayor parte en Gijón.
Son la Gran Logia de España Jovellanos, el Gran Oriente de Francia Rosario de Acuña, La Logia Progreso del Derecho Humano (en Oviedo), la Gran Logia Femenina de España Estrella del Norte y la Gran Logia Simbólica, cuyo nombre en Asturias es la Indivisible.Cada una de ellas responde a diferentes obediencias y, por lo tanto, su funcionamiento es distinto. Aunque, a grandes rasgos, todas ellas tienen una serie de elementos comunes. Para empezar su origen, que como dice un masón afincado en Gijón, «se pierde en la noche de los tiempos», es el mismo: el gremio de albañiles y arquitectos, del que heredan algunos de sus símbolos más conocidos como el compás y la escuadra con que adornan sus talleres y también un lenguaje que habla de planchas para referirse a temas a tratar en sus tenidas o reuniones, y yeso y teja para mentar el azúcar y el plato, entre otros muchos términos. Y como su origen es arquitectónico y el primer templo del que existen datos concretos sobre su construcción es el de Salomón en Jerusalén, su era empieza con esas piedras y les hace vivir hoy en el año 6006.
«Busco cultivarme»
También les unen sus estrictas normas de entrada, el respeto a la tradición y los rituales y el objetivo común de buscar la libertad, la igualdad, la fraternidad, la tolerancia... En el fondo, la masonería se erige como una forma de ética alentada por valores universales que, según las diferentes obediencias, se consagra bien al Gran Arquitecto del Universo bien a la Humanidad. Dicho de otra forma, aunque en las logias la religión y la política se queden de puertas afuera, unos tienen una visión deísta del mundo y otros no. En Gijón hay dos logias que son un perfecto ejemplo de ambos casos y de lo que se denomina los regulares y los que no lo son (la Gran Logia de Inglaterra otorga ese carácter que muchos no dan por válido).
La Gran Logia de España, con una veintena de miembros, trabaja al servicio del Gran Arquitecto del Mundo y coloca textos sagrados -la Biblia en España, el Corán en un país árabe o 'La Torá' en uno judío, por ejemplo, aunque no se pregunta sobre la adscripción religiosa de sus miembros- en sus locales de reuniones.
Rechaza de plano esta logia el proselitismo y limita sus discusiones a aspectos de orden filosófico y simbólico, sin hueco para temas sociales, como sí ocurre en las no regulares. «Busco cultivarme, no quedarme en lo superficial», dice uno de sus miembros gijoneses y añade que la masonería, sin imponer nada porque la libertad ha de ser absoluta, marca unos límites morales: «Es algo sutil, que te impregna de una ética diferente», explica y añade que los masones buscan aprender «a tallar su propia piedra», «a ser mejores personas». Un masón -concluye- «es un caballero de honor», que cree «en el valor de la palabra».
Formación personal
Esta logia está restringida estrictamente a los varones, lo mismo que ocurre con la de Rosario Acuña fundada en 2004, cuya obediencia es el Gran Oriente de Francia, con taller en La Calzada y 19 miembros. La suya es una sociedad más abierta. Sus miembros no tienen problemas en hablar y dar sus nombres. Víctor Guerra es su secretario y, lejos de cualquier secretismo, habla sin tapujos de lo que hacen sus hermanos, de los que incluso hace un retrato robot: «Es un hombre de entre treinta y pico y cuarenta y cinco años, de tendencia PSOE-IU», dice respecto a los suyos, mientras que entre los masones regulares retrata a personas entre los cincuenta y sesenta años con una profesión liberal y un nivel adquisitivo más alto.
En esta logia sí se habla de política, de temas laicistas y sociales. De hecho, su obediencia, con 50.000 miembros en todo el mundo, debate este año de forma global sobre la apertura de las fronteras asiáticas y su impacto cultural.
Su ritual de reunión es menos estricto que el de los regulares. De hecho, en la Gran Logia de España sus miembros acuden de traje a las tenidas, mientras que en el taller de La Calzada sirve la ropa 'casual'. Eso sí, todos han de aviarse como manda el ritual para empezar sus trabajos, con mandil y el collar que informa del rango.
Mixta es la Gran Logia Simbólica, que en Asturias se ha bautizado como Indivisible. Hace tres años y medio que funciona con hermanos de Asturias y Valladolid. Es común que en las logias haya miembros de otras regiones que se desplazan para asistir a las tenidas, así que no es extraño que después de tener su taller en El Entrego durante dos años, ahora se haya trasladado a la capital castellana.
Surgió la logia con el ánimo de incorporar a las mujeres, ya que en aquel momento no existía ninguna agrupación en Asturias abierta a las féminas. Es esta una logia no regular, aunque entre sus trabajos no figuran los temas sociales. Como bien indica su nombre es fundamentalmente filosófica y simbólica. Se dedica, como explica uno de sus miembros, a la formación personal, iniciática y simbólica, a trabajar aspectos éticos y filosóficos que sirven como una escuela de vida. Entre quince y veinte hermanos es la media de cualquier logia y la Indivisible no es una excepción, con una presencia femenina escasa que alcanza a un tercio de miembros. Muchos de los hermanos, los más veteranos con experiencia previa en agrupaciones sólo masculinas, conocen bien lo que supone la presencia femenina en el taller: «La mujer es más sensible hacia algunas cosas, así que es diferente la forma de llevar las tenidas, mientras que en las masculinas es todo mucho más militar».
Estrella del Norte
Las mujeres asturianas pudieron convertirse en masonas primero a través de la Simbólica, pero ahora existe ya en la región la Gran Logia Femenina de España, constituida hace un año y que comparte el local gijonés del Gran Oriente Francés. «Las mujeres llevan muy poco trabajando en España, pero son muy serias en lo que hacen», dice un masón afincado en Gijón que conoce su tarea. Porque, aunque pertenezcan a distintas obediencias, todos los masones se conocen y respetan.
Fue en 1984, bajo el auspicio de la obediencia francesa, cuando se creó en España el primer taller de mujeres, y no fue hasta 2005 cuando se constituyó la Gran Logia Femenina de España, que cuenta en Gijón con una agrupación que lleva el nombre de Estrella del Norte y que cuenta con una quincena de hermanas.
La última logia en incorporarse a las que existen en el Principado es la del Derecho Humano, con taller en Oviedo, bautizada como El Progreso y de carácter mixto. Esta es la única obediencia en la que en todos los talleres sin excepción trabajan hombres y mujeres. Se constituyó en octubre pasado y cuenta con unos quince hermanos, aunque el próximo 15 de diciembre se iniciarán dos mujeres y a principios de año habrá cinco hermanos más. Pedro Vila Santos, que se inició en el Gran Oriente Francés («uno es liberal y cree en la igualdad del hombre y la mujer, esa fue una de las razones por las que cambié de obediencia») es el orador de la única logia con taller en Oviedo, que empezó a funcionar como triángulo (el paso previo) en 2005.
El Progreso, a través de su web (www.asturmasoneria.org) sabe que internet abre nuevos horizontes, que es ya una vía de entrada fundamental y augura un crecimiento de los distintos talleres. El futuro no depara ningún miedo.
Fuente:http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20061207/sociedad/auge-albaniles-razon_20061207.html#Escena_1
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