13 abril, 2007

Masonería resalta los valores de la libertad, igualdad y fraternidad

Reportaje al Gran Maestro del GOFMU, Elbio Laxalte Terra

La Masonería es una vieja institución de varios siglos, creada en 1917 en Londres, donde la Masonería moderna se reestructura y del trabajo que antiguamente se dedicaba en la Edad Media (gremio de constructores), pasó fundamentalmente a construir en otra área.

Fundamentalmente esa «construcción» apunta a la persona humana y a la sociedad en sí, algo que a principios del 1700 era una necesidad ya que no había sociedad civil en toda Europa.

Fue así que las mentalidades más claras de la época, pensaron que la construcción de la sociedad civil europea, atada a la democracia y a un nuevo mundo que se estaba abriendo en aquella época con la sociedad industrial que comenzaba, exigía una presencia mucho más fuerte en la sociedad, para construir esos nuevos mecanismos sociales que en la actualidad disfrutamos plenamente; sobre todo en lo que tiene que ver con la construcción de ciudadanía, de democracia y esencialmente las construcciones de las repúblicas.

Es por ello que la masonería jugó un rol espiritual muy importante tanto en las revoluciones inglesas y francesas, así como las revoluciones liberales en general del continente europeo, además de las revoluciones independentistas democráticas republicanas en casi todo el continente latinoamericano. Hay que tener en cuenta que Bolívar fue masón, al igual que Mirando O'Giguens, Belgrano y San Martín. Todo ello conformó una pléyade de libertadores que integraron la Masonería históricamente.

Todos estos datos fueron aportados en un diálogo que sostuvo con CAMBIO el Gran Maestro Masón del Gran Oriente de la Francmasonería Mixta (GOFMU), Elbio Laxalte Terra.

CONSTRUYENDO EL MUNDO MODERNO

Abordado sobre las actividades de la institución, indicó que los masones «continúan construyendo hoy el mundo moderno», desde específicamente tres facetas. La primera de ellas tiene que ver con la construcción espiritual individual, donde la Masonería a través de sus herramientas permite lentamente al individuo mejorar a sí mismo, conocerse mejor y trabajar aquellos temas y virtudes que hacer del ser humano una mejor persona. Aclaró igualmente: «No quiere decir que los masones son mejores personas que los demás, simplemente decimos que contamos con herramientas que pueden ayudar a cada uno a superarse en forma individual».

Un segundo aspecto pasa por un trabajo desde el punto de vista intelectual, en el hecho de cultivar el conocimiento. «No se concibe un masón que no tenga un conocimiento del mundo en que vive. De las tendencias de lo que pasa en el mundo, las cosas que suceden y la interpretación de ellas de forma racional y lógica»; añadiendo que esto tampoco significa que la Masonería intente competir con la Universidad o con los centros de estudio: «Lo que hacemos es fomentar y dar coraje al masón para que tome voluntariamente una actitud de aprendizaje de la vida, ciencia, arte y cultura en general. Para que sea una persona más instruida y mejor apta para dar servicio a los demás».

UNA ACTITUD DE VIDA

La tercera vía que la Masonería fomenta es el compromiso cívico. En este sentido se señala que los masones, intentando ser ellos mejores personas, también intentan fomentar en los demás las mismas cosas desde donde se encuentren: «No importa si un masón está en un club deportivo, una comisión fomento, partido político o sindicato. Sabemos que donde esté va a ser una persona que va a intentar siempre buscar para los demás una mejor manera de relacionarse socialmente, con más paz y tolerancia. Se buscará un mejor diálogo y que encontremos juntos las soluciones a los miles de problemas que nos aparecen todos los días.

Es una actitud de vida que tienen los masones; a veces con éxito y otras sin ello, como toda cosa en la vida humana ya que la masonería es una entidad de hombres y mujeres que son normales. Simplemente se cuenta con ese plus que cada uno tiene, que es intentar para sí mismo y para los demás, ser mejor persona, con mejores coocimientos, tratando de vincular a los demás esas ideas de libertad, igualdad y fraternidad, que son precisamente las propias de la masonería».

Para Laxalte, todo ciudadano que sea una persona mayor de edad y responsable de sí mismo, con una comprobada moralidad, buena para la sociedad y sí mismo, puede ingresar a la Masonería. «No importa la edad que esa persona tenga, como tampoco su profesión, como tampoco el nivel social en el cual se encuentra. Verdaderamente no tenemos ningún inconveniente para eso», especificó.

LEYENDAS URBANAS

Paralelamente dijo existir muchas «leyendas urbanas» sobre la Masonería, tales como que sus componentes se reúnen para cultivar el poder o ayudarse a sí mismos, así como conspirar contra unos y otros jugando el rol de tomar el poder.

Descartó todas esas aseveraciones: «Todas esas cosas son leyendas urbanas o fábulas que tienen que ver con un grupo de gente que naturalmente están unidos por lazos fuertes como los de la fraternidad.

Los masones cultivamos la fraternidad entre nosotros y hacia los demás. Obviamente que eso significa que si hay un masón que está en dificultades uno lo ayudaría. Nos llamamos 'hermanos' entre nosotros y si una persona tiene un hermano en su familia que se encuentra con dificultades es lógico que lo ayude. Pero la ayuda no significa transgredir la legalidad, como tampoco realizar acciones ilegales para apoyar a alguien desde el punto de vista fraudulento, como a veces se intenta decir».

No obstante reconoció: «Es bien probable que algunos masones, en algún momento, hayan incurrido en este tipo de prácticas, porque somos gente común y corriente que también vivimos en sociedad y que tenemos, talvez, nuestras ambiciones desmedidas y erramos el camino. Pero desplazamos totalmente a las personas de nuestras filas al comprobar este tipo de comportamientos».

ABIERTOS

Varias vías son las del contacto con la Masonería, donde una de ellas es el conocimiento de un componente, o siendo invitado por él. Otra alternativa es sencillamente dirigirse a la institución, ya que cuenta con su correo electrónico, página web, dirección postal y teléfono: «Es una institución abierta y legal en la República, ya que tiene personería jurídica. No hay inconvenientes en dirigirse a ella y plantear la aspiración de ingresar a esta o de obtener información», apuntó Laxalte, aunque esgrimió: «Luego se verifica que esa persona sea alguien conceptuado en la sociedad y moralmente apta, además de independiente desde el punto de vista económico y de tutelas. Tenemos que tener algunas consideraciones porque la gente que viene a la Masonería son personas adultas, libres y que ingresan voluntariamente por su propia decisión, y no porque nadie la presione».

Actualmente en el país existen unas 14 logias, compuestas por unos 300 integrantes. Las logias son grupos humanos, hombres y mujeres, que tienen un cierto número: «Es un grupo autónomo que tiene sus propias autoridades y que se organizan en diferentes ciudades o barrios. Ellas trabajan en un cierto número de temas, se debaten circunstancias y se realizan obras de beneficencias o de filantropía».

APORTES ANONIMOS

Dichas obras, y normalmente como los masones apuntan a hacer el bien en la sociedad sin sacar rédito, generalmente son expresan como obras anónimas, canalizadas a través de otras instituciones. A manera de ejemplo dijo: «El Gran Oriente de la Francomasonería Mixta Universal ha estado muy activo, particularmente en Montevideo, en el trabajo hacia la gente de calle, aquellos que no tienen hogar o que duermen en la vía pública, sobre todo en los meses invernales. Se ha hecho un remarcable apoyo a ese trabajo, pero los masones no figuramos públicamente en esas actividades porque pensamos que la obra de solidaridad debe ser anónima, porque aquella que es altruista verdaderamente».

El Gran Oriente de la Francomasonería Mixta está implantado en Montevideo, además de Punta del Este, Minas, Treinta y Tres, Fray Bentos, Salto, Rivera y próximamente en Las Piedras, Melo, así como Buenos Aires (Argentina) para los uruguayos radicados en la vecina orilla.

Fuente: Diario Cambio de Salto