10 marzo, 2006

TRANSMUTACIONES

Material a Espiritual
La Francmasonería ha desarrollado una concepción altamente filosófica de la Alquimia que se traduce por la referencia a un gran número de símbolos herméticos y alquímicos. El objeto de la alquimia mística es la búsqueda de la Piedra Filosofal que resulta de la transmutación de los metales. Para los masones la Piedra Filosofal representa al hombre transformado por la transmutación mística.
Los metales sin valor representan los deseos y pasiones terrestres que impiden el desarrollo del ser humano auténtico; El oro simboliza la pureza del alma y el espíritu metamorfoseado. La transmutación del plomo en oro es la elevación del hombre hacia la belleza, la verdad, el bien y el alumbramiento de nuestro ser
auténtico. En este sentido la materia de la Gran Obra que permite la transmutación, es el hombre en sí mismo. Esta meditación espiritual tiene como base los elementos naturales, es decir, los siete metales que son influidos por los siete planetas. Nuestro planeta es un ser vivo y animado con un principio creador. Después de los cuatro elementos conocidos, existe un quinto, es la Quintaesencia que se puede materializar, es el alma del mundo prisionera de la inercia, dando espíritu a la materia. Es el hombre que encuentra su bienestar espiritual.

Transmutación personal
Para un eterno aprendiz, que no alcanza a vislumbrar la concepción altamente filosófica de la alquimia y que desconoce los secretos del hermetismo, es difícil comprender una transmutación que se proyecta desde lo material a lo espiritual sin sustentarse en una tercera columna que, desde mi ignorancia, podría denominar transmutación humana, personal o social.
Cuando llamé a la puerta de la logia el Guardián Exterior dijo que yo era un pobre candidato falto de luz, que me presentaba libre y voluntariamente para solicitar con humildad mi admisión en los secretos de la Francmasonería. Fui simbólicamente despojado de mis riquezas materiales y presentado pobre y desprovisto de todo objeto de valor. Y solamente cuando demostré que me presentaba ante el resto de los hermanos liberado de todo bien material, fue reconocida mi iniciación. Me dijeron que un francmasón está simbolizado en una piedra bruta y me presentaron tres herramientas, el mallete, el escoplo y la regla de veinticuatro pulgadas, para utilizarlas en el perfeccionamiento de mi conducta moral, o dicho de otro modo, para mi transmutación personal. Con el tiempo, la asamblea de compañeros consideró que había llegado el momento de presentarme otras tres nuevas herramientas, la escuadra que nos enseña la moralidad, el nivel la igualdad y la plomada la justicia y la rectitud en nuestra vida y en nuestros actos, reiterándome, nuevamente, que aplicara estas herramientas a mi conducta moral.
Mas adelante mis hermanos maestros me otorgaron otras tres nuevas herramientas; un corredil que simboliza la recta conducta que debemos observar, un lapicero que nos recuerda que nuestras palabras y acciones son anotadas por el GADU y un compás con el que se nos fija los límites del bien y del mal. Instruyéndome que los instrumentos de trabajo de un M\ M\ nos enseñan a practicar todos nuestros actos en conformidad con las leyes de Nuestro divino Creador. ¿Cómo puede un eterno aprendiz llegar a comprender el alcance de la transmutación espiritual, si es todavía incapaz de llegar a trasformarse humanamente, de pulir y dar una forma armónica a esta piedra bruta?



Fuente:
Lista masonica Mandil