03 noviembre, 2011

El 43% de los masones españoles se declaran cristianos o católicos

La Gran Logia de España publica un barómetro sobre las creencias y preocupaciones del colectivo

La masonería siempre ha estado envuelta en un halo de misterio y de leyenda, y más en España, donde fue perseguida durante toda la dictadura franquista, cuyos ideólogos lanzaron además toda clase de acusaciones contra ellos. Por eso, con la intención declarada de luchar contra una imagen "deformada", la Gran Logia de España (que congrega a 3.000 de los 3.600 masones que se calcula que viven en el país) decidió hace años que debían abrirse y darse a conocer por la sociedad. En ese camino, acaba de publicar el primer Barómetro Masónico que, basándose en las metodologías del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ofrece una fotografía de cómo son y qué les preocupa a los miembros de este colectivo. El resultado es que se trata de personas creyentes (el 32% se declara cristiano y otro 11,6% católico romano), con fuertes, aunque variadas, convicciones políticas (el 28% se declara liberal, el 16,3% socialdemócrata, y el 15,6% conservador), y que consideran que el mayor problema que afronta España en estos momentos es "la crisis de valores". Para el trabajo se ha entrevistado a 152 personas, es decir, en torno a un 4% de los masones que viven en España.

Así, aparte de cristianos y católicos, también los hay, en mucha menor medida (por debajo del 5% cada una) protestantes, anglicanos, judíos y budistas. Pero, sin duda, la gran categoría es la de aquellos que se declaran, simplemente, "espirituales sin adscripción a ninguna religión" (35%). El trabajo explica que no hay masones que se declaren ateos (frente al 8,8% de la sociedad en general) citando la propia esencia de la Francmasonería, que "tiene su fundamento esencial en la Fe en un Poder Supremo". "La creencia actúa como un elemento determinante en el trabajo que cada masón realiza sobre sí mismo. En gran medida, este trabajo consiste en construir la propia identidad, en el seno de una asociación libre de hombres que persiguen la excelencia en sus vidas. Solo si esta vía está abierta puede producirse, en la meditación sobre el significado profundo de las tradiciones, los mitos y los símbolos, el desarrollo integral del individuo, que incluye su dimensión espiritual".

Esa explicación también casa perfectamente con las respuestas que dan los encuestados sobre sus principales preocupaciones, entre las que destaca sobre ninguna otra "la crisis de valores", con un 25,8% de masones que la citan en primer lugar, frente a un escasísimo 0,5% de lo población general. El paro, el principal problema de España para el conjunto de la población (61%), lo es para el 16,6% de los masones.

"Somos una élite de gente buena que quiere ser mejor y que quiere mejorar nuestro entorno. Esta élite no es intelectual, ni económica, es una élite de limpieza de corazón y voluntad de servicio; por ello es tanto de un peón como de un director general. En esta nuestra sociedad, convulsa y violenta, somos muy necesarios, sobre todo si damos ejemplo respondiendo a nuestros compromisos adquiridos", explicaba en 2007 el entonces gran gran maestro de la Gran Logia de España, el empresario José Carretero.

La masonería volvió a ser legal en España en 1979. Terminaron así más de 40 años de persecución: Decreto de ilegalidad, prisión e incautación contra la Masonería (1937); Ley de Responsabilidades Políticas (1939); Ley de Represión de la Masonería y creación del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (1940). Entonces había 5.000 masones en España, hoy son 3.600, la mayoría de nacionalidad española, pero también otras, sobre todo, británicos (en Inglaterra y Francia hay varios cientos de miles, asegura el Barómetro).


Fuente:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/43/masones/espanoles/declaran/cristianos/catolicos/elpepusoc/20111103elpepusoc_17/Tes

01 noviembre, 2011

El cementerio masón de Buñol

La izquierda local evitó que se retirase toda la simbología de las logias a pesar que Franco ordenó quitarla en 1938

JOSÉ FERRER BUÑOL
Es notorio que el cementerio de Buñol es uno de los más singulares de la Comunitat Valenciana. La idiosincrasia de los habitantes de la población y su forma de entender la muerte queda representada en numerosas lápidas, donde se muestra la rivalidad musical de la población, las aficiones de sus vecinos o sus trabajos. No es extraño ver en muchas de las estelas funerarias grabados con escudos de equipos de fútbol, de sociedades musicales, objetos relacionados con el trabajo del finado o emblemas de su filiación sindical o política. No obstante este camposanto guarda otra particularidad que le confiere un valor muy importante y que le sitúa entre los más originales de toda España, la huella de la masonería.
Para Franco los masones fueron una obsesión. En su ideario político no había cabida para este grupo y así lo manifestaba con mucha frecuencia en sus discursos, donde hacía referencia a la "conspiración judeomasónica".
Esta obsesión fue tan manifiesta, que el 21 de diciembre de 1938, Franco, publicó un decreto ordenando que todas las inscripciones o símbolos de carácter masónico o que pudieran molestar a la iglesia católica fueran eliminados de todos los cementerios de la zona nacional en el plazo de dos meses.
Buñol en ese momento estaba en territorio republicano, aunque después de finalizar la guerra y a consecuencia del equilibrio entre la derecha y la izquierda en la población, los emblemas relacionados con la masonería que había en muchas tumbas del cementerio civil, nunca fueron retirados.Esta circunstancia ha provocado que en este camposanto, hoy ya unido al católico, existan tumbas con alegorías masónicas fechadas a principios del siglo XIX. No es extraño ver el triangulo, el compás y la regla o las columnas truncadas, que en otros cementerios con la orden de Franco se coronaron con cruces.
Un vecino de la población explicó, que después de finalizar la guerra siguieron enterrando masones en el cementerio de Buñol y continuaban poniendo la simbología a pesar de la prohibición. Lo mismo hacían personas vinculadas con la izquierda, que no dudaban en colocar emblemas relacionados con su filiación política o sindical en los nichos.
La mecánica de los sepelios no era la habitual, sólo podían participar en el duelo los familiares más allegados y una pareja de la Guardia Civil los acompañaba el féretro desde la salida de su domicilio, y posteriormente a los familiares hasta su regreso la población y vuelta a sus hogares, para evitar que se realizaran grandes concentraciones de personas no afectas al régimen.
La fuerza de la izquierda en Buñol, que devolvía todos los golpes que le asestaba la derecha, era tal, que años después de finalizar la guerra civil y viviendo el dictador, llegaron a inhumar a izquierdistas y masones en el cementerio católico.


Fuente:
http://www.levante-emv.com/comarcas/2011/11/01/cementerio-mason-bunol/853089.html